Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1871-1872 (Cortes de 1871 a 1872)
Sesión: 14 de noviembre de 1871
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Núñez Velasco, al Sr. Ruiz Zorrilla y al Sr. Sorní
Número y páginas del Diario de Sesiones 143, 3.635, 3.636
Tema: Proposición contra el Ministerio

El Sr. NÚNEZ DE VELASCO: Pido la palabra para dirigir un respetuoso ruego a la mesa.

El Sr. PRESIDENTE: Después que se dé lectura a un dictamen de comisión que se ha presentado sobre la mesa, tendrá V.S. la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: Tiene la palabra el Sr. Núñez de Velasco.

El Sr. PRESIDENTE: Al ruego, Sr. Núñez de Velasco.

El Sr. NÚNEZ DE VELASCO: Al ruego hubiera ido desde luego si no se me hubiera interrumpido.

Pues bien: ya que esta cuestión es grave, y no sólo afecta al Gobierno, sino que afecta también a la Cámara y a la Nación, que no puede permanecer extraña a lo que aquí sucede; ya que esta cuestión es gravísima, yo me permito rogar respetuosamente al Sr. Presidente, como antes he dicho, que se sirva proponer a la Cámara si a la discusión de esa cuestión se han de destinar única y exclusivamente todas las horas de la sesión de la tarde.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Candau): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. NÚNEZ DE VELASCO: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE : La tiene S. S.

El Sr. NÚNEZ DE VELASCO: Creía que la distinción entre el decoro personal del Gobierno y el decoro político establecía la inmensa distancia que hay entre las personas de los Ministros y las opiniones políticas de los Ministros que hoy ocupan el banco azul.

El Sr. PRESIDENTE: Voy a contestar al ruego del Sr. Núñez de Velasco.

 Está acordado, en efecto, que la sesión de la noche se dedique a la discusión del proyecto de ley pendiente sobre el contrato con el Banco de París, y a la discusión de los presupuestos cuando venga el dictamen de la comisión, que yo espero será bien pronto, y a todas las demás leyes de interés general que no sean del momento, que no sean cuestiones candentes, como la que estamos discutiendo, dejando la sesión de la tarde para estas cuestiones y todas las demás que permite el Reglamento.

El Sr. PRESIDENTE: Voy a decir al Sr. Núñez de Velasco que destinándose las horas de la sesión de la noche a un asunto dado, yo no puedo hacer esa pregunta que decía S.S., porque sería tanto como proponer a la Cámara que barrene el Reglamento; y para [ 3.635] modificar el Reglamento hay que seguir los trámites que en el mismo se determinan.

El Sr. Núnez de Velasco sabe bien que la Mesa, siguiendo en esto los deseos del Gobierno, ha suplicado a dos Sres. Diputados a quienes el Reglamento daba derecho para presentar y apoyar proposiciones incidentales, que no las apoyaran y que no interrumpieran este debate, pero esos señores han creído que debían hacer uso del derecho que el Reglamento les concede, y el Presidente, por lo tanto, en ese caso, no tiene derecho ni fuerza para impedirlo. Correspondiendo estos Diputados, por lo menos uno a la oposición en que S. S. se encuentra, este Diputado ha creído que debía ejercitar su derecho, y yo no he podido impedirlo, como no impediré ni trataré de impedir que ningun Diputado haga uso de los derechos que le concede el Reglamento, y por lo tanto de presentar todas las proposiciones que con arreglo a Reglamento pueda presentar, puesto que el Reglamento es la garantía de todos los Sres. Diputados, y mucho más de los Diputados de la oposición.

El Sr. NÚNEZ DE VELASCO: Mi ruego, apoyado en las palabras pronunciadas ayer por el Sr. Ministro de la Gobernación, que tenía deseo de que esta cuestión se tratara ampliamente y que debía entenderse que a este deseo iba unida la impaciencia de que terminara pronto, mi ruego, vuelvo a decir, se circunscribía a que S. S. se sirviese hacer con esta cuestión lo que se ha hecho con la cuestión de la Internacional.

El Sr. PRESIDENTE: Señor Núñez de Velasco, lo he hecho, y he suplicado a los Diputados de oposición que no interrumpan este debate, porque la Mesa lo creía conveniente, y además, hablaba en nombre del Gobierno, y el Gobierno desea que el debate siga con amplitud, y si no ha seguido, no ha sido seguramente por culpa del Gobierno, sino por culpa de las oposiciones.

El Sr. NÚNEZ DE VELASCO: Quedo satisfecho.

El Sr. SORNÍ: Pido la palabra para dirigir una pregunta.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SORNÍ: Hace cerca de un mes que tuve el gusto de pedir al Gobierno los despachos que hubieran mediado entre el Sultán de Marruecos y el Gobierno español..

El Sr. PRESIDENTE: Señor Sorní, si no es muy urgente la pregunta, puede S.S. dejarla para otra ocasión.

El Sr. SORNÍ: Pregunto al Sr. Presidente si han venido esos documentos, y nada más.

El Sr. PRESIDENTE: No han venido los despachos; pero ha venido una comunicación referente a la pregunta de que S.S. ha hecho recuerdo en este momento.

El Sr. SORNÍ: Deseo únicamente que el Sr. Presidente se sirva recordar al Gobierno el ofrecimiento que tiene hecho de enviar esos documentos, puesto que ha trascurrido un mes desde que lo hizo, y todavía no están a disposición de la Cámara.

El Sr. PRESIDENTE: Haré con mucho gusto la excitación que desea S.S.



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